sábado, 7 de junio de 2014

Debe de haber sido el destino



Debe de haber sido el destino, sin lugar a dudas. Hace unos días llegó a mi casa el primer libro de Néstor Belda, ‘Todas son buenas chicas’. En su interior un marcapáginas artesanal y personalizado con un fragmento manuscrito de uno de sus cuentos. Cuando Ness anunció este regalo para sus primeros lectores a través del facebook pensé que era creativo y original (lo que todos aspiramos a ser al menos un poco), pero cuando anoche acabé de leer el libro y me fijé en el detalle de mi marcapáginas, pensé: “Era el destino, este libro y este marcapáginas tenían que llegar a mí”.

Y como todo tiene alguna explicación, os lo voy a explicar.

Nunca hasta ahora había leído un libro de relatos. Imagino que soy una lectora al uso, de novelas y novelas muy concretas. Alguna que otra vez he leído géneros que no han sido novela, pero no siempre me han entretenido o interesado tanto como esperaba.

Pero voy a concretar, que tiendo a dispersarme con un teclado bajo los dedos…

Como digo, nunca había leído un libro de relatos y en apenas un mes ya he disfrutado dos, de dos amigos, de dos autores noveles y muy distintos, aunque similares. El primero el de Iban Tripiana Sánchez (del que ya os hablé y que tendréis que leer si queréis saber más), el segundo el de Ness. Y el resumen de ambas lecturas es el mismo: Leer relatos o cuentos es una forma interesante y distinta de leer, porque en cada capítulo hay una historia nueva, personajes distintos, mensajes diferentes.

Yo soy de leer rápido, es un vicio o una mala costumbre, pero bueno, también hay quien come rápido (también puedo estar entre esos hayes) o quien habla rápido… Bueno, pues yo leo rápido y la mayor parte de las veces me va bien, soy capaz de entender el conjunto de la historia, pero los cuentos no se pueden leer rápido, porque te los pierdes por el camino. Tanto Iban como Ness me han hecho leer despacio.

Pero sobre todo, desde mi humilde y particular punto de vista, para leer este tipo de libros tienes que estar concentrado en la tarea, un ejercicio muy saludable cuando de leer se trata.

Estos días me he concentrado mucho para leer ‘Todas son buenas chicas’. Porque Ness tiene una manera muy particular de escribir a la que no estaba habituada. Cuenta las cosas fácil, pero siempre hay más cosas detrás de las evidentes y si no te fijas, te quedas a medias. Ness ha conseguido algo que no es fácil de conseguir en alguien como yo… volver atrás para ver lo que no he visto. Y el caso es que entonces te das cuenta de que no hacía falta releer, solo estar atento.

Otra cosa buena de los libros de cuentos es que te dejan mucho margen al gusto. Me explico. Cuando acabas una novela, te ha gustado o no, es fácil de decidir. Cuando acabas un libro de relatos puede no haberte gustado nada, es evidente, pero es más difícil, porque aumentan las probabilidades de que alguna historia adquiera relevancia en la escala de satisfacción respecto del resto.

En el caso del libro de Ness no hay ninguna historia que no haya despertado mi interés, sobre todo porque parece que cuentan cosas normales, sin mayor relevancia, pero al final, siempre la tienen, aunque para eso hay que leer hasta el final. Cada coma, cada punto, cada adjetivo, cobran significado cuando el cuento se acaba.

En ‘Todas son buenas chicas’ yo tengo mis preferencias. Él ya lo sabe, porque antes de saberlo vosotros ya se lo he dicho, el autor merece ser el primero… Y yo tengo mi historia entre todas sus historias, ha sido el destino, estaba escrito.

Y en este punto vuelvo al principio de este post. ¿Os acordáis? Es que suelo escribir largo e igual despisto un poco… ¿Recordáis lo del marcapáginas personalizado? Pues Ness personalizó uno para mí, seguramente sin saberlo. Anoche, cuando concluí que entre todos había un cuento más especial que el resto de cuentos, cogí mi marcapáginas y leí el pequeño fragmento escrito por Ness a mano, con lápiz. Y sonreí. Un fragmento de mi historia: ‘Vale, Paula’.

Como las historias de Ness, todo tiene sentido al final…

Soy una periodista común y corriente de Nules, que tiene como máxima aspiración ser lo más feliz posible, para ello tengo a mi familia, a mis dos chicos, a mis gatos, a veces mi trabajo y ahora una novela a punto de salir a la calle. Pero no soy experta, ni más lista ni cultivada que la media, de hecho estos días leo artículos de expertos en literatura, de gente objetivamente más preparada que yo y entiendo que me queda mucho que aprender, porque escribir no es solo ponerse a escribir (¡con lo perezosa que soy yo para algunas cosas…!). Por ello soy incapaz de hacer una crítica del libro de Ness. Para tener una opinión al respecto no tendréis más remedio que leerlo.

Solo os puedo decir que como consecuencia de todas las cosas que me están pasando, porque la vida se aprende viviéndola y la literatura se aprende leyéndola, leyendo el libro de Ness he aprendido un poco más, aunque aprendo más cada vez que converso con él, igual es porque es profesor o igual es porque tenía que ser así. Gracias al señor que inventó el facebook por ponérnoslo fácil.

Y como queda muy raro recomendar una lectura y no decir cómo acceder a ella, acabo compartiendo este enlace con la esperanza de que lo utilicéis:


2 comentarios:

  1. Mónica, en muchos aspectos que cuentas me he sentido identificada, solo que en mi caso, como lectora casi exclusiva de poesía desde hace ya varios años, me costaba entrar en el disfrute de los cuentos y relatos. Néstor ha conseguido despertar una nueva experiencia de reflejos dormidos, y mas aun habiéndome hecho partícipe de la "cocina" de sus cuentos, lo he disfrutado mucho más. Me alegra que te haya resultado buena literatura. Te puedes imaginar el orgullo que sentimos todos sus amigos, un abrazo!

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  2. Acabo de recibir el libro y he leído el primer relato. Yo también me he concentrado en su lectura porque era consciente de que me iba a encontrar con una historia con muchas cualidades en el plano narrativo e intuía que Ness es un contador de vivencias humanas llenas de matices. Tan solo hay que dejarse arrastrar por cada cada escena, por cada situación, para captar el trasfondo de esos personajes y su mundo.
    Es indudable, por otra parte, que el hecho de haber leído y seguido a Néstor en su blog El Narrador y el contar con su colaboración profesional en la página de mi revista han predispuesto positivamente mi actitud como lectora hacia su "Todas son buenas chicas" ... Y sé que no me equivoco.
    Enhorabuena, Ness.
    Y felicidades, Mónica. Me ha gustado mucho tu reseña.

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